[:es]Uno de mis puntos de inflexión cuando estaba terminando la carrera y tenía las vistas puestas en el diseño industrial como profesión fue el descubrir que los conceptual designers audiovisuales (lo que podríamos traducir como diseñadores de producción, o diseñadores conceptuales) trabajaban de un modo muy parecido al de los diseñadores industriales tradicionales: reciben un encargo de algún aparato, personaje, vehículo, etc, que aparecerá en la producción; presentan distintas propuestas, se elige una y se realiza un modelo tridimensional.
Antes de que la metodología del design thinking se implantara como metodología a seguir a la hora de llevar un proyecto cualquiera a cabo, este tipo de diseñadores-artistas-artesanos imaginaban cómo debía ser y funcionar una ballesta en un mundo alternativo plagado de máquinas de vapor; cómo debería estar estructurado el interior de una nave espacial supersónica o cómo deberían ir vestidos extraterrestres de aspecto futurista y modales rudos. El límite estaba en la imaginación del conceptual designer… y también en el presupuesto del proyecto.
Hoy me he recordado esa rama tan atractiva y libre que es la de poder diseñar, casi sin límites, una serie de productos que es posible que no existan nunca o no los use nadie nunca (…aunque quién sabe, juguetes de Buzz Lightyear o las zapatillas Nike MAG de Regreso al Futuro, han sido fabricadas a posteriori).
[:en]Uno de mis puntos de inflexión cuando estaba terminando la carrera y tenía las vistas puestas en el diseño industrial como profesión fue el descubrir que los conceptual artists audiovisuales (lo que podríamos traducir como diseñadores de producción, o diseñadores conceptuales) trabajaban de un modo muy parecido al de los diseñadores industriales tradicionales: reciben un encargo de algún aparato, personaje, vehículo, etc, que aparecerá en la producción; presentan distintas propuestas, se elige una y se realiza un modelo tridimensional.
Antes de que la metodología del desing thinking (link) se implantara como metodología a seguir a la hora de llevar un proyecto cualquiera a cabo, este tipo de diseñadores-artistas-artesanos imaginaban cómo debía ser una ballesta en un mundo alternativo plagado de máquinas de vapor; cómo debía ser el interior de una nave espacial supersónica o cómo deberían ir vestidos extraterrestres de aspecto futurista y de rudos modales. El límite estaba en la imaginación del conceptual artist… y también en el presupuesto del proyecto.
Hoy me he vuelto a acordar de esa rama tan atractiva y libre que es la de poder diseñar, casi sin límites una serie de productos que puede que no existan nunca o no los use nadie nunca (aunque quién sabe,
de una forma pura y creatividad al margen de materiales, estudios comerciales o público[:]