Últimamente estoy publicando con menos frecuencia que cuando comenzó el año. Estas pausas ya las habéis visto otras veces, incluso en eventos bastante periódicos como el #inktober he tenido algún que otro descanso creativo.
Y es que es fácil saturarse si se trabaja sin un fin concreto o por obligación: se empieza a crear por inercia o en busca de una respuesta, y si no se obtiene la respuesta esperada, es cuando viene el bajón. Como creadores, encontrar el norte en nuestro trabajo debería ser una tarea mucho más importante que tener un montón de trabajos «mediocres» que no van a ningún sitio.
Me gusta también eso que dicen muchos creadores de que crean porque su trabajo es la única manera que tienen de explicarse a sí mismos. Me gusta porque es una explicación honesta que defiende su relación con el mundo y con los demás, pero sobretodo, porque la definición de su trabajo parte de ellos mismos y no de la difusión, trayectoria o notoriedad que va a tener o que tienen sus obras.
Por eso a veces, es importante pararse un momento, tomar un poco de oxigeno y plantearse hacia dónde va encaminadas nuestras acciones y nuestro trabajo: ¿Disfrutamos con lo que estamos haciendo? ¿Nos movemos en base a likes? ¿Tenemos la «obligación» de crear?
Sí la respuesta a estas preguntas es «sí», igual tenemos que hacer un alto en camino y pensar si nos compensa realmente ese ritmo de trabajo «por inercia».
Porque, si el trabajo que estamos desarrollando no nos emociona, entonces… ¿Para qué seguir?