Dejando a un lado si un diseñador hace un trabajo con fines creativos y/o por encargo y con un ajuste práctico a dicho encargo… ¿Cuál es el verdadero fin del diseñador?
Cuando un diseñador sale al mercado después de una formación más o menos decente (conoce la historia del diseño, al menos de pasada; ha hecho varios trabajos durante la época de estudio que se ajustan a ciertas características; es capaz de ajustar un proyecto a una situación dada…) se da cuenta de que de poco o de nada le sirve lo aprendido durante su formación. Esto se hace más evidente en los diseñadores gráficos que en los diseñadores industriales, pero al final, por desgracia, muchos diseñadores industriales terminan trabajando como diseñadores gráficos por falta de trabajo en su campo.
Será de sobra conocido por todos el famoso cliente que tiene una idea etérea de lo que quiere, de hecho no sabe bien lo que quiere, pero sabe lo que NO quiere.
también los hay del tipo «hasta que no tenga lo que quiero, no me despego de tu espalda mientras trabajas» o los que no te dicen que tu diseño no les gusta hasta que ya les has entregado el arte final… y ya vuelta a empezar.
Los clientes son esa serie de personas que te van a pagar por tu trabajo, con lo cual, de poco importa que tú sepas que un catálogo de productos con comic sans no es lo correcto, por una serie de leyes que te han enseñado en tu época de estudios; que un logotipo con el dibujo de la casa que hizo el sobrino de tu cliente no es un logotipo correctamente diseñado y demás casos que ocurren a diario, como no tener el cliente vectorizado el logotipo de su propia empresa o que te traigan un trabajo a medias de otro estudio para que tú se lo termines.
Es aquí donde entra la maña que el diseñador tenga para «convencer» o concienciar al empresario de que (ya que está contratando los servicios de un diseñador, que, de hecho, fue formado para ese fin) lo único que se pretende es dar la mejor imagen posible a la empresa. Por eso elegimos una determinada combinación de colores en lugar de la que le guste a la mujer/novia/hija del cliente y por eso elegimos un logotipo más abstracto en lugar de hacer un dibujo realista a la hora de diseñar.
Por suerte, no todos los clientes son así, pero si se trabaja con encargos a nivel local, suele darse el caso, más aún en aquellos lugares dónde no se tiene mucha conciencia de diseño. Más de una vez se podrá oír «es que esto también lo puedo hacer yo en mi casa» o «si eso te lo haces tú en una tarde»… claro los clientes no son conscientes de que «exprimirse el cerebro» hasta tener esa idea y llevarla a cabo lleva su tiempo, un tiempo valiosísimo que se puede invertir en encargos mejor pagados y mejor valorados.
Este blog nace con varias intenciones: la más importante es crear cierta conciencia de la importancia del diseño en el subconsciente colectivo; otra es la de reorganizar mis ideas en torno al diseño de cara a mi próximo proyecto fin de carrera y por otra parte, pretende ser un espacio de diálogo del diseño; ninguna de las cosas que escriba aquí son ideas lapidarias e inamovibles, sino que son simplemente opiniones mías totalmente subjetivas con respecto a la teoría y a la práctica del diseño.
Así pues, queda abierto el espacio de opinión y diálogo sobre distintos temas que iré desarrollando a lo largo de cada nuevo post.