Está claro que es difícil catalogar a éste director, por el momento de cortometrajes cinematográficos y de proyectos musicales que rozan a veces lo artístico más que lo comercial. Pero independientemente de la clasificación de sus trabajos, a ver algo suyo, prácticamente somos capaces de identificarlo: juega con estéticas de personajes grotescos o estilizados hasta el punto de inquietar, con atmósferas frías, deshumanizadas, oscuras, siniestras… y con historias que van desde su obsesión por las deformidades, los músculos y la carne a espacios asépticos dónde predomina una mezcla de humor, ironía y sarcasmo pero desde el punto de vista cínico.
Así se definiría su obra y se analizarían algunos de sus trabajos. Desde el punto de vista técnico, sus mayores aportaciones fueron la facilidad que tiene de deformar a sus personajes mediante máscaras de látex y también «sumergir» a personajes dentro de una enorme pecera con resultados completamente realistas. A nivel de temas tratados, ha conseguido pasearse siempre por el filo de la navaja con trabajos como «Rubber Johnny» «Come to Daddy» o «Flex«, éste último de tendencias más museísticas y artísticas, pues formaba parte de una instalación (una pieza de arte contemporáneo) creada especialmente para los circuitos del arte.
Con el vídeoclip para The Horrors «Sheena is a Parasite», se volvía a saber algo del director por poco que sea, pues un halo de misterio rodea su vida y su trabajo (apenas concede entrevistas y su nuevo trabajo se da a conocer cuando es presentado). Tras 7 años de inactividad, nos muestra su lado más «estilo serie B» que sin embargo consigue con bajo presupuesto salir del paso.
Éste artículo fue escrito por mí en algún momento de 2006, durante la reaparición de un trabajo de Chris Cunningham: