Briefings vs. Día a día

[highlight]Mientras estudiamos, recibimos la máxima de que un proyecto debe seguir las pautas y metodología del briefing, pero en el día a día, sobre todo si trabajamos de forma autónoma, por encargo o en una pequeña empresa, es difícil seguir las pautas de la metodología de forma ordenada.[/highlight]

A veces, los proyectos se solapan en distintas fases y/o hay que priorizar unos sobre otros. ¿cómo se consigue llevar a buen puerto los proyectos sin morir en el intento?

Quizás estas pautas, alcanzadas después de muchas pruebas y formas de encaminar un proyecto, nos den la pista:

-Llevar una agenda estricta de los deadlines. Las fechas de entrega son tan importantes que es mejor tener la mayor parte de trabajo adelantado antes de que llegue la fecha final. Para ello es importante «repartir» la carga de trabajo sobre calendario mediante hitos.

-Saber delegar. Intentar hacerlo todo nosotros puede ser una locura. A veces queremos llevar un control férreo del proyecto, pero si alguien está dispuesto a ayudar, lo mejor que podemos hacer es darle parte del trabajo y que lo resuelva de forma autónoma. Así nos podremos concentrar en otras partes del proyecto y cumplir las fechas de entrega.

-Tomarse con filosofía/humor los cambios posteriores a la presentación del briefing. A veces, puede quemar mucho realizar cambios no previstos sobre el proyecto, lo mejor es asimilar que el resultado nunca va a ser al 100% como se describió en el proyecto y asumir los cambios si aportan al resultado final y están justificados.

-Trabajar en varios proyectos a la vez puede hacer que la creatividad fluya más fácilmente. Ser «multitarea» puede ser estresante, pero estar concentrado en otro(s) proyecto(s) paralelo(s) también puede permitir que surja la idea de ese proyecto que está estancado y no termina de avanzar.

– Preveer los cambios y giros que puede tomar el proyecto antes de que se produzcan. Si conocemos al cliente o supervisor del proyecto, podemos tener en mente cosas que sabemos que nos va a hacer cambiar. Preveer esos cambios o, al menos,  tenerlas en mente nos va a permitir no gastar tiempo realizando cosas que se van a descartar y/o cambiar. Por otra parte, contar con esta ventaja de la previsión, nos puede preparar para justificar algún método que hemos usado ante la supervisión del proyecto.

– Realizar el proyecto de forma flexible. Ningún proyecto cumple el briefing tal y como se describió al inicio. Saber esto nos va a permitir poder dar marcha atrás o modificar parte del proyecto a lo largo del desarrollo sin que sea un quebradero de cabeza.

– Contar con el feedback del cliente o supervisor. Es muy importante que el cliente o supervisor estén al tanto de cómo se está desarrollando el proyecto, por la sencilla razón de que puede que al ver el proyecto completo, sin ver nada del desarrollo, pida que se hagan cambios que suponen más tiempo el corregir y revisar que el crearlos desde cero bajo su aprobación y seguimiento.

Estas no son las únicas pautas que existen, por supuesto, pero son las que a mí más me han funcionado a la hora de llevar un proyecto adelante de forma ordenada.