Obra de la caligrafista iraní Azra Aghighi Bakhsayeshi expuesta en la sala Islamic World del British Museum.
La semana anterior hablamos sobre las adaptaciones de logos y tipografías a distintas culturas. Esta semana no quiero perder la oportunidad para hablar como caligrafía y dibujo han estado muy relacionados en paralelo, teniendo gran valor e importancia en el mundo del arte.
«Escribiendo» lo que vemos.
Hay muchas muestras donde podemos ver el valor caligráfico de las obras. Sin embargo, las podríamos dividir en dos grandes grupos:
- Las que usan las grafías y/o caligrafías para representar elementos de forma figurativa o abstracta.
- Las que no persiguen usar las grafías o la escritura para representar, pero aún así, representan con el mismo gesto con el que se escribe, caligráficamente. Al igual que en la escritura, cuando se perfecciona en el dibujo, a base de mucha práctica y repetición, se tiende a mecanizar el proceso y eso permite realizar representaciones de gran soltura y limpieza en el trazo.
Ideogramas y representación.
Nuestros caracteres y tipografías latinas proceden de ideogramas que con el paso del tiempo se han ido simplificando hasta tener las tipografías que tenemos hoy. Otras veces, se ha inventado un sistema de símbolos que representan los sonidos como en el idioma ruso y el coreano. En Japón y China existen aún ideogramas que representan de forma sencilla e iconográfica los significados del ideograma (1). En otras culturas como las precolombinas o la egipcia, también se usaban ideogramas y símbolos para representar las ideas. Esos mismos símbolos, a su vez tenían distintas convenciones para representar nombres propios o nombres de lugares.
La representación en la caligrafía árabe.
En la cultura islámica se ha utilizado siempre la caligrafía y los juegos geométricos para realizar complejas obras artísticas de gran belleza. Esta tradición artística ha continuado hasta hoy, y se pueden ver impresionantes muestras dónde caligrafía y dibujo son una unidad indivisible (2).
Una técnica para dibujar y diseñar.
Si, por ejemplo, hacemos un apunte rápido del natural, tenemos que ser lo más rápidos posible para poder plasmar un gesto, una posición o una situación que nos llame la atención. Esto hace, que como en la escritura, tengamos que recurrir a una serie de convenciones para poder ir más rápido: remarcar la sombra silueteando con un trazo más grueso; no dibujar nada o dejar superficies con el blanco del papel donde hay máxima iluminación; o crear volúmenes a través de trazos gruesos que van estrechándose al más puro estilo caligráfico.
(1) Para profundizar en este tema, recomiendo Kanji, La escritura Japonesa de Albert Torres i Graell que explica muy bien la evolución de los ideogramas japoneses así como otras características del idioma.
(2) La caligrafía actual árabe puede que no sea tan conocida como la china o la japonesa, pero basta con darse un paseo por la web para ver interesantísimas muestras.